¡AL DIABLO LAS INSTITUCIONES!
Etelberto Cruz Loeza.
¡SIN LA SALUD PÚBLICA, NO HAY SOBREVIVENCIA, NI VICTORIA, ALGUNA!
Y QUE EL GOBIERNO DEL PUEBLO, POR EL PUEBLO, PARA EL PUEBLO, NO DESAPARECERÁ DE LA TIERRA. ABRAHAM LINCOLN. ORACIÓN DE GETTYSBURG. 19-NOV-1863.
Vivimos en un país, en un Estado, en una nación Republicana, con pleno ejercicio de la democracia – aunque habrá quienes lo duden – y nuestras instituciones funcionan bien o aceptablemente, porque podrían funcionar peor y/o mal.
En México hacemos gala de nuestras libertades y derechos; de nuestras prácticas y de nuestras tradiciones y ritos.
Y como país republicano y democrático – considerada no únicamente como estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo – tenemos y disfrutamos instituciones republicanas: los 3 poderes republicanos de la Unión Mexicana: Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Una característica de nuestra democracia es ser eso, una democracia, pero representativa y popular, porque el poder, originalmente, reside-dimana, se dice, del/en el pueblo y ese pueblo determina a quien concedérselo y por cuánto tiempo.
Los poderes Legislativo y Ejecutivo son electos y elegidos por el voto del pueblo, de los ciudadanos con sus derechos a salvo y los ciudadanos pueden votar y ser votados a los puestos de elección popular. Esa es una de las esencias de la representación popular y característica del Estado de Derecho.
Para formalizar y regular la representación popular, por acuerdo de todos, a través del tiempo y a alto costo social y económico, hemos creado instituciones políticas como los partidos políticos e instituciones político-electorales y órganos jurídico-políticos-electorales – leyes, reglamentos, constituciones – para, en un plan de igualdad y justicia, dirimir las diferencias, inconformidades e impugnaciones…Señal de madurez y civilización. Ya no decidimos nuestro futuro político en las calles y sí en las instituciones.
Atrajo mi atención la intervención, el día miércoles 7 del pasado octubre, en la tribuna del Senado de la República, de la senadora Beatriz Paredes Rangel. Para ella “Estamos Tocando Fondo”.
En sus palabras sostiene que nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación se equivocó al validar la consulta popular – y proponer la pregunta, motivo de la futura consulta. Esto último no lo afirmó -. Y, con la anuencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con su resolutivo-decisión de ese día, violar el artículo 35 constitucional -, que norma los derechos de los ciudadanos y la consulta. Dijo: ese 1° de octubre fue un día sombrío, cuando se consulta a los ciudadanos para la indagación, persecución, administración e investigación de la justicia. Estamos Tocando Fondo.
Considero que la Senadora Paredes está en lo cierto: con ese resolutivo las instituciones republicanas democráticas nacionales están en riesgo al validarse la democracia plebiscitaria, la llamada por nuestro presidente Democracia Directa, a Mano Alzada, brincándose el Estado de Derecho, las normas y reglas.
El presidente de la República ha tomado decisiones de política pública, apoyado en el Bono Democrático con el que llegó al poder Ejecutivo – 30 millones de votos -, acudiendo a la consulta directa, plebiscitaria.
Ignoro si son pocas o muchas las ocasiones, pero sí emblemáticas e, inicial y finalmente generan desconfianza-inseguridad jurídica, para el respeto de la ley, a la norma y al Estado de Derecho y lo más graves es que hace a un lado/pasa por encima del marco jurídico vigente y de la democracia representativa, eje de nuestro sistema político, republicano, democrático y popular.
Si la ley es avasallada y confundida con la voluntad simple de la mayoría, entonces no habría poderes ejecutivo, judicial y legislativo y nuestra República sería una Gran Asamblea en la plaza pública y se tomarían, directa y plebiscitariamente, las decisiones a mano alzada.
Recuerdo las palabras del constitucionalista Elisur Arteaga Nava, publicadas en la revista PROCESO, número 2248, del 01.12.2019: en su actuación, el presidente de la Andrés Manuel López Obrador ha violado la constitución y cuando no ha podido violarla, ha reformado su texto. Ha quedado claro que, si le ley le ayuda, la respeta; si no, la cambia. Si le obstaculiza, la ignora. Si considera que lo que hay no le basta, entonces cambia la Constitución.
Y nuevamente, recuerdo juicios del recordado mensaje-discurso del Gral. Carlos Gaytán Ochoa, de hace poco más de un año:
Hoy tenemos un gobierno que representa a 30 millones de mexicanos cuya esperanza es el cambio…que les permita subsanar lo que ellos consideran un déficit del Estado…los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos.
¿El resultado electoral del 2021 lo cambiará o vamos hacia un caudillismo?