POR Gamaliel A. Belmonte
¿Cuántas veces no hemos escuchado “está muy complicado, mejor no hay que hacerlo”?
¿Cuántas veces no nos hemos autolimitado porque nos detenemos a pensar en la opinión de otros acerca de nosotros?
Soy un fiel creyente que la felicidad está detrás del miedo, de las inseguridades, del famoso “qué dirán”. Mi padre siempre me inculcó que los límites se los pone uno mismo, y que los límites que nos pongamos están hechos para romperse.
El que suscribe tuvo el honor; no, no, placer, de conocer a una de esas personas que uno solo conoce cada visita del cometa Halley cerca de la tierra. Una persona con unas ganas de vivir, de disfrutar, de reír… como nadie.
Él es Nico, o como a él le gusta llamarse en tono de sátira, “un minus fuera de lo común”. Y querido lector, vaya que lo es. Minus, en su natal España, es una forma de llamar a las personas con diversidad funcional, no despectivamente.
Nico tuvo un accidente hace algunos años, sufrió un encontrón de frente con un automóvil que invadió el carril contrario mientras él conducía su moto en una carretera de la madre patria. Accidente que lo dejó dos meses en coma, bailando tango unos días con la muerte y otros con la vida. Hasta que en el desenlace fue favorable a la vida.
Y afortunados nosotros, que podemos escuchar sus vivencias alrededor del mundo, decidió romper esos límites que la sociedad habitualmente pone a las personas, más a los “minus”. Todo comenzó con un deseo de conocer la costa sur de España, viaje en el que se encaminó solo. A pesar de no poder hablar fluidamente ni caminar ágilmente, no fue suficiente para detener el ímpetu de éste joven.
Bastante tiempo después de haber iniciado éste camino, 5 años para ser exactos. El destino, Dios, la Vida, o quien ud querido lector encuentre más conveniente; nos lo trae a Morelia, donde por una serie de eventos afortunados, nos sentamos en la misma mesa a compartir el pan y la sal en un rincón de nuestro hermoso centro histórico donde pudimos degustar con Nico platillos típicos de nuestra gastronomía michoacana.
Tuvimos la bendición de escuchar su forma de pensar y de ver la vida, y ¿sabe qué? NO HAY TAL COSA COMO LOS IMPOSIBLES. El cielo es el límite. Debemos entender que vida solo hay una, y debemos saberla vivir. Lo que hagamos o dejemos de hacer, nos marcará por el resto de nuestros días. Atrévase a aprender ese idioma, a abrir ese libro que tanto desea, a aventarse de un paracaídas. Lo que sea que esté esperando, ésta es la señal. HÁGALO.
“Es más fácil tener una vida feliz que tener una vida complicada. Y aun así nos encanta meternos en cada lío…” nos cuenta nuestro nuevo amigo.
¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje durante tus viajes?, le preguntamos
“Todo el mundo come, todo el mundo caga, todo el mundo ríe, todos lloramos, todos reímos. Todos somos iguales, no entiendo por qué tanto odio entre razas. Al final del día todos somos iguales”.
Por supuesto que seguiremos escribiendo acerca de nuestro nuevo amigo Nico, por lo pronto les dejo su instagram @niconcola. Para que puedan ver un poco a través de éste “minus fuera de lo normal”.
La próxima semana continuaremos con ésta maravillosa historia.
Un placer haberlo conocido y coincidido en tantas cosas, y recuerde querido lector,
EL CIELO ES EL LÍMITE. SEA FELIZ. PELE LA MAZORCA QUE NADA LE CUESTA.