Por Tete Huerta
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre vivienda y el desarrollo urbano sostenible, pretende demostrar que los principios de la Nueva Agenda Urbana mejoran la gestión del riesgo de desastres, contribuyen a la mitigación y adaptación al cambio climático y ofrecen oportunidades para un desarrollo sostenible.
Actualmente nuestra planeta es cada vez más urbano, algunos demógrafos estiman que el 54% de la población mundial vive en áreas urbanas, y para el 2050 se estima que la población mundial habrá aumentado en un 66% a consecuencia de esta expansión urbana, por lo que se espera que el suelo urbano se triplique entre 2000 y 2030 de 400 000 kilómetros cuadrados a 1.2 millones de kilómetros cuadrados, esto representa un desafío y una oportunidad enorme desde la perspectiva de la mitigación y adaptación al cambio climático y la gestión de riesgo de desastres.
Las áreas urbanas se encuentran expuestas a los efectos del cambio climático y al riesgo de desastres, en las próximas décadas se espera que los fenómenos extremos provocados por el clima se incrementen de forma considerable; según el Banco Mundial (Organismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas, creado en 1944 integrada por 185 países, es fuente de asistencia financiera y técnica para los llamados países en desarrollo), el número de personas expuestas al riesgo de ciclones y terremotos en las ciudades de los países en desarrollo aumentara más del doble entre 2000 y 2050, así como la frecuencia y la magnitud de los desastres con un impacto urbano están aumentado. Ejemplo de esto son las inundaciones ocurridas en Tailandia.
Las ciudades se convierten de forma inevitable en concentraciones de riesgo de desastres y emisiones de gases de efecto invernadero lo que provoca el cambio climático y sus efectos. En este caso algunas ciudades y personas son más vulnerables que otras, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático menciona que la mayor parte de los riesgos para la salud y la vulnerabilidad al cambio climático se concentran en los asentamientos informales; muchas ciudades están en lugares peligrosos, como pendientes muy pronunciadas, zonas bajas junto a orillas de ríos o costas oceánicas desprotegidas y no cuentan con los códigos de construcción.
Los desastres en muchas ocasiones son agravados por el cambio climático ya que impiden el progreso hacia un desarrollo sostenible, ya que en la mayoría de los países, la exposición de personas y bienes va en aumento a un ritmo muy por arriba al descenso de la vulnerabilidad, con efectos económicos, sociales, de salud, culturales y medioambientales.
Aunque hay avances en las evaluaciones de riesgo, algunos estudios e inventarios en la concientización e información sobre la vulnerabilidad de las poblaciones urbanas y las contribuciones del cambio climático y el riesgo de desastres, existe aún un camino largo por recorrer cuando se trata de llevar esta información a la práctica, en particular en información y en la planificación de políticas y prácticas de desarrollo urbano local, regional y nacional, es necesario tener un mejor acceso a los datos, a la información y a los productos de servicios para la adaptación tanto al cambio climático como a los desastres.
La urbanización crea oportunidades pero también empeora los riesgos, la velocidad con que está sucediendo supone un desafío para nuestra capacidad de planificación y adaptación, porque una planificación y un gobierno ineficiente pueden generar costos económicos, sociales y ambientales significativos que amenazan a la sostenibilidad. Se necesita de un compromiso y una participación de todos los actores interesados públicos, privados, sociedad civil, etc., para que la toma de decisiones e implementación sean efectivas, responsables y trasparentes.