Una de las estrategias para reivindicar al campo mexicano es llevar a cabo, de manera inclusiva y de gran alcance, la tecnificación de la producción agropecuaria y pesquera, tarea en la cual es necesaria la inversión y el fortalecimiento de la agroindustria mexicana, resaltó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
El desarrollo eficiente de las empresas agroindustriales significa un mejor aprovechamiento de la producción primaria al evitar pérdidas postcosecha e incorporar mayor valor agregado, aseguró el coordinador general de Inteligencia de Mercados Agroalimentarios de la Secretaría, Arturo Puente González.
Este desarrollo generará mayores ingresos rurales y contribuirá, de manera decisiva, a abatir la pobreza rural, subrayó el funcionario federal durante su participación en el seminario web: Empresarios por la Cuarta Transformación Nacional “Diálogo con Empresarios”.
Con la representación del secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, Puente González presentó los indicadores que demuestran que la inversión en la agroindustria es rentable y sostenida, aún en ambientes económicos desfavorables, como los experimentados en 2020.
Además, abundó, esta inversión podrá ser fortalecida con la incorporación de los productores primarios en las cadenas de valor, y lograr su eficiencia y competitividad conjunta.
Comentó que el Gobierno de México inició una gran transformación en la agricultura de nuestro país, incluyente y sustentable, pero se requiere respaldar a través de una alianza equitativa, honesta y transparente, entre las empresas privadas y sociales en los diferentes eslabones de las cadenas de valor.
Esto es posible, y la nueva y vigorosa organización Empresarios por la Cuarta Transformación podrá desempeñar un papel decisivo y relevante, aseguró el coordinador general de Inteligencia de Mercados Agroalimentarios de Agricultura.
Expuso que la agricultura mundial está cambiando rápidamente. El eslabón agrícola de la cadena de suministro de alimentos transita de un sistema de producción ampliamente definido de productos genéricos a un sistema de producción de productos con atributos específicos.
Resaltó que aquellas empresas que adapten sus formas de actuar en la agricultura de ayer a las nuevas formas de la agricultura del mañana, tendrán una ventaja competitiva, por lo que deberán cambiar la forma en que desarrollarán sus agronegocios.
Puente González refirió que el sector agroalimentario es un sólido pilar del crecimiento económico y una fuente de bienestar, tanto para el sector rural como para el resto de la sociedad y en donde el Estado ha retomado su papel de promotor y regulador de relaciones productivas más justas y equitativas.
En la construcción de un país más incluyente, el Gobierno de México fomenta la participación de todos los actores del sector agroalimentario: productores de pequeña y mediana escala, agricultores comerciales y agroindustriales.
Para ello, dijo, es importante conocer el contexto económico de los sectores agropecuario y pesquero, y de la industria alimentaria y de bebidas, con el fin de ubicar las oportunidades de los empresarios de invertir en ellos.
Al respecto, detalló que el crecimiento promedio anual del valor agregado en agricultura de 2003 a 2020 fue de 2.17 por ciento; en cría y explotación de animales, 1.26 por ciento; en pesca y acuicultura, 2.94 por ciento; en industria alimentaria, 1.86 por ciento, y en el subsector de bebidas, en el que una gran parte corresponde a ramas de la producción orientadas a la exportación, 3.2 por ciento.
Con respecto a los bienes públicos, destacó que Agricultura y sus entidades coordinadas apoyan a todos los productores con educación, capacitación, tecnología, sanidad e inocuidad, elementos imprescindibles para la buena marcha del sector, con políticas públicas diferenciadas, acorde con sus necesidades y capacidades.