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21 noviembre, 2024
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MI COMODÍN.

     ¡NUESTRA CORTE! (1/2)

 Etelberto Cruz Loeza

EL BIEN COMÚN ESTÁ POR ENCIMA DE LOS INTERESES PRIVADO…ES NECESARIO QUE LOS MINISTROS, LOS ALTOS FUNCIONARIOS, PUEDAN RENDIR CUENTAS A LA JUSTICIA ORDINARIA…EL PRESIDENTE DE UNA REPÚBLICA ESTÁ SUJETO A LA LEY COMÚN. LA REPÚBLICA EXPLICADA A MI HIJA.  RÉGIS DEBRAY. FCE.2002.

LA FUERZA SOCIAL – COMO LA NOMBRABA ELLACURÍA – ES LA QUE PUEDE TRASTORNAR UN SISTEMA POR ENTERO AL PUNTO DE TRANSFORMARLO. MEMORIAS. LOS SUPREMOS DE LA CORTE. GENARO D. GÓNGORA PIMENTEL

                En PROCESO de fines de junio pasado leí nota más opinión del articulista sobre un libro escrito por el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Genaro David Góngora Pimentel. MEMORIAS. LOS SUPREMOS DE LA CORTE.

                Dado que la nota informaba de un hecho histórico y trascendente – el dictamen aprobatorio de la elección de 2006 -, traté de adquirir un ejemplar; hablé con uno de mis proveedores, acudí a la librería, lo hice mío, lo leí, pensé y rayé en varias hojas.

                El eje de estas líneas es lo siguiente: (transcribo fielmente):

En cierta ocasión, y esto ya ha sido publicado, se comentó que antes de que se dictara la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal en relación a las elecciones presidenciales para el año 2006, todos los magistrados del tribunal se reunieron una noche en casa del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, don Mariano Azuela Güitrón. Una vez reunidos, llegó doña Martha, estuvo una hora con ellos. Hecho ya el trabajo sucio, llegó don Vicente Fox.

Desde luego, la finalidad que tenían los dos que co-gobernaban México era que no invalidara la elección presidencial. Afán en el que tuvieron un triunfo decisivo, como lo dijo Jesús Silva-Herzog Márquez en el periódico Reforma en su artículo del 27 de agosto de ese año:

Un inmenso daño nos hizo el tribunal hace seis años con una sentencia confusa y, en el fondo, incoherente. Los magistrados enlistaron infracciones electorales y las interferencias antidemocráticas que amenazaron el proceso electoral. Una elección reconocida judicialmente como viciada que, sin embargo, fue judicialmente validada sin que mediara una razón persuasiva. Sí, la elección fue sucia, nos dijeron. Pero no importa, nuestra sentencia la limpia y punto.

La narración que he hecho hasta este momento se debe a que unos días después el ex presidente del Tribunal Electoral Federal fue propuesto a los ministros de la Suprema Corte – de los que yo formaba parte activa – como consejero de la Judicatura Federal. Procedí a comentar en la sesión privada en donde se discutirían los méritos del ex presidente que nosotros, los ministros, no podíamos pagar las facturas a cargo del señor presidente Calderón. Ésas le correspondían a él y no a los ministros de la Suprema Corte. Ahí fue donde don Mariano Azuela Güitrón recordando estos hechos comentó:

               El ex presidente después de haberle entregado la constancia de presidente de la República a Felipe Calderón, con el tono más persuasivo que pudo, dijo: “Ahora lo único que falta es que me hagan Ministro”.

En la votación que siguió, solamente dos ministros apoyaron el nombramiento del ex presidente del Tribunal Electoral para ser Consejero de la Judicatura Federal.  Al salir de la sesión, uno de los ministros que apoyó ese nombramiento dijo encogiendo los hombros: “Pues bien, fue el factor Góngora el que impidió este nombramiento”

Con esta sentencia, nuestro alto tribunal, que se había distinguido por su trabajo, se cubrió con esa sentencia de ignonimia. Así fue. Bastó una sola sentencia como aquella para cubrir de ignonimia todos los años del buen trabajo realizado.

Esa fue, me decía otro de los ministros, “el haiga sido como haiga sido del presidente Calderón”.  

Regresando a PROCESO, la nota señalaba que, habiendo terminado su periodo como presidente del Tribunal, continuó con sus responsabilidades y que, posteriormente, se había rumoreado su participación en eventos de comercialización de plazas para jueces y secretarios en el Poder Judicial. ¡Lástima!

Por cierto, ni don Genaro D. Góngora Pimentel, ni la nota, ofrecen un nombre, pero se sabe quién es y, por cierto, lastima un poco que sea michoacano. Pero entró a la Historia, aunque sea en las páginas negras.

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