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Reconoce Secum a Tata Valentín por contribuir a preservar la pirekua

Quiroga, Mich., 25 de junio de 2024.- El Gobierno de Michoacán a través de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), en colaboración con la Comisión Provisional de Pireriicha de las cuatro subregiones purépecha, otorgaron un reconocimiento especial al pireri José Valentín Orozco Sánchez, músico y compositor de la comunidad de Turícuaro, en el municipio de Nahuatzen, por su trayectoria y contribución a la preservación de la pirekua.

 

Desde Santa Fe de la Laguna, en el municipio de Quiroga, la titular de la dependencia, Tamara Sosa Alanís, expresó su felicitación a Tata Valentín, como se le conoce, por su invaluable aportación a la cultura michoacana durante su trayectoria de 60 años, en los que ha alcanzado más de 100 composiciones musicales, entre abajeños, sonecitos y pirekuas, interpretadas en cuarteto, orquesta y banda.

 

Para el Tata, las flores de las montañas y el amor o el desamor pueden ser fuente de inspiración para componer una pirekua. Es con esa sencillez por lo cotidiano y el amor por la música que ha conquistado el pueblo purépecha, sembrando ya un importante legado de dos generaciones, con sus hijos y nietos que le siguen sus pasos.

 

Sobre el reconocimiento y el estímulo económico que recibió por parte de la Secum, agradeció al Gobierno del Estado. «Por llegar hasta donde yo estoy, por llevar mi palabra, sea buena o mala es mi historia; así pasé desde chiquito a dedicarme a esto», finalizó.

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El esplendor arqueológico de Michoacán puede observarse y conocerse a través de sus ciudades prehispánicas más antiguas, entre las que destacan: Tzintzuntzan, capital del Imperio Purépecha e Ihuatzio. Los turistas y visitantes que recorren Michoacán pueden encontrar vestigios de culturas extraordinarias que se asentaron en Michoacán, mucho antes de la llegada de los españoles. La capital del imperio purépecha, Tzintzuntzan, en tiempos antiguos se extendía por todo Michoacán y partes de Jalisco y Guanajuato. Hasta 40,000 personas llegaron a vivir en Tzintzuntzan. Sólo el imperio mexica superó al purépecha en extensión y poder en los siglos XIV y XV, cuando vivió su esplendor. En Tzintzuntzan encontrarás las Yácatas, cinco grandes estructuras escalonadas, con una parte rectangular y otra redondeada. Estas impresionantes construcciones son en realidad los basamentos de piedra volcánica sobre los que se construirían los templos de madera. Ihuatzio fue la primera sede del imperio purépecha. El sitio se distingue por los huatziri, es decir, caminos elevados que delimitaban los espacios y que servían como senderos al interior del sitio. Durante su época de mayor esplendor el área nuclear de Ihuatzio abarcó aproximadamente 150 hectáreas en donde se han identificado 84 estructuras, de las cuales sólo se han expuesto siete. Ihuatzio en lengua purépecha significa “en la casa del coyote”. Originalmente la zona llevaba el nombre de Yacatécharo. La primera ocupación del sitio correspondió a grupos de habla náhuatl y con influencia tolteca. Posteriormente llegaron los purépechas al Lago de Pátzcuaro y adquirieron poder con lo que dominaron la región. La zona arqueológica Tingambato, es un sitio arqueológico de gran valor histórico ya que en sus construcciones se puede encontrar la influencia de la arquitectura teotihuacana, por lo que supone que el sitio fue habitado antes del surgimiento de la cultura tarasca, del año 600 al 900 D.C. Aquí se puede apreciar un juego de pelota en desnivel, ruinas de diversas habitaciones y plazas, restos de un acueducto y una pirámide de siete niveles con base cuadrada. En cuanto a la zona arqueológica Zirahuato-San Felipe los Alzati, en el municipio de Zitácuaro, estudios arqueológicos realizados en el sitio indican que la zona data del periodo posclásico tardío. Ésta se sitúa en la frontera entre los mexicas y los tarascos, por lo que su función primordial se cree que era la defensa territorial. En los recientes trabajos efectuados en la zona, los materiales cerámicos obtenidos cuentan con características similares a los de otras áreas culturales con mayor antigüedad, por lo que podría ser un sitio que utilizaron de paso para trasladar mercancía del centro de México hacia Occidente y viceversa. La zona arqueológica La Nopalera, se ubica al noroeste del Lago de Cuitzeo, estudios muestran que dicha zona data del periodo posclásico tardío de la cultura purépecha. Se cree que este lugar servía como sitio político y poco religioso donde se impartía justicia, incluso cuenta con una zona conocida como «El Patio de las Tumbas». En cuanto a la zona arqueológica Tres Cerritos, cuyo nombre es dado por la apariencia de las tres principales estructuras arquitectónicas del lugar. Se trata de un asentamiento prehispánico donde se encontraron los restos de 23 personas y 175 petrograbados; sin embargo, se desconocen las raíces culturales. En la zona arqueológica Tres Cerritos se ha podido delimitar que existieron por lo menos dos periodos importantes de ocupación: el primero asociado con los desarrollos locales de Cuitzeo en el que se observan elementos cerámicos y arquitectónicos que guardan gran similitud con los provenientes de Teotihuacán; el segundo momento determina la llegada de grupos ligados con el imperio tarasco, quienes utilizaron el sitio para sepultar a sus muertos encima de los muros y dentro de los derrumbes de las estructuras. A pesar de que es una zona pequeña, tiene gran valor, pues gracias a las excavaciones que se han hecho aquí se han podido comprender diversas etapas históricas a nivel regional. El conjunto Tres Cerritos comenzó a explorarse en 1984.

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